Para que un reloj quede bien sujeto en la muñeca, el cierre adecuado es muy importante. La hebilla es el cierre más conocido y garantiza que el reloj quede bien sujeto en la muñeca. Este tipo especial de cierre se utiliza principalmente con correas de reloj no metálicas, por ejemplo de cuero, silicona o textil. En el segmento de precio medio, la hebilla suele ser de acero inoxidable robusto y resistente a los arañazos. En los relojes del segmento de lujo, suele ser de oro, platino o el material utilizado para la caja del reloj. El mecanismo consta de un arco móvil y una punta en forma de espina que se introduce por el agujero de la pulsera. Ambos elementos se denominan hebilla y forman el núcleo del brazalete. En este caso, las pulseras tienen varios agujeros que permiten un ajuste individual a la muñeca correspondiente. Por lo tanto, la pulsera puede seguir llevándose aunque la circunferencia de la muñeca cambie a lo largo de la vida. El cierre de hebilla es uno de los clásicos absolutos entre los cierres de reloj y tiene un diseño atemporal. Además, tiene la ventaja de que no daña la correa del reloj. Esto significa que la hebilla no provoca torceduras extremas en la correa, lo que se traduce en una larga vida útil. Para garantizar que el extremo de la pulsera no sobresalga de forma molesta, sino que se ajuste estrechamente al resto de la correa del reloj, la mayoría de las pulseras tienen trabillas deslizantes por las que se puede deslizar el extremo.
